jueves, 27 de agosto de 2009

Sin partes

Toco el timbre, se abre la puerta, piso la calle, todavia me quedan 8 cuadras.
Sin advertirlo un auto que iba sin luces, me sego, me llevo por un segundo al olimpo.
De vuelta en tierra, faltan 7, los ojos ya no son los mios, ¡Juro que no son los mios!.
Todo esta extraño, el perro, el arbol, el cartel, el cielo, mis pies llevan mi cabeza.
Entre los faroles, veo mas de una sombra, me altero y miro para todos lados.
Una sombra se apura mas que mis pasos, me alcanza, me rodea, se agranda, se achica.
Mi sombra estoy seguro que no esta, llevo estas cinco sombras que no me pertenecen.
Me tropiezo, intento amortiguar la caida con mis brazos, pero es imposible ante su ausencia.
Arrastrandome logro ponerme de pie con ayuda del muro, una breve inspeccion para afirmarlo.
Logro divisar mi destino, quiero gritar, pero solo hay silencio, corro desestabilizado.
Un escalon, un asiento, vamos a donde pueda armarme chofer, alla donde quedo mi resto.

domingo, 23 de agosto de 2009

El insconciente

Te veo en mis sueños, aunque en estos este ciego.
Acaricio tu mejilla, a pesar de mi carencia de  manos.
Beso tu hermosa frente, sin embargo nunca tuve labios.
Pero te siento tan brillante, tan fresca y mansa,
Que mi corazón siente que va estallar, y es por eso
Que siempre despierto antes de poder develar tu rostro,
Con el pecho agitado, mis manos húmedas, mi mente alocada.
Ojala algún día pueda conocer tu misterioso rostro,
Se agotaría la necesidad de apoyar la cabeza en la almohada y pensar.

viernes, 21 de agosto de 2009

Desarmado

La única lucha que se pierde es la que se abandona...

Hay veces que te dan ganas de tirar la toalla, cuando el ring ya perdió la cuenta de los rounds, donde ya no sabes contra quien estas luchando, y hasta cuando llegas a pensar que la otra persona nunca se había subido al cuadrilátero. Que siempre estuviste vos solo tirando manotazos al aire, a tu sombra, a ese espejo que no te refleja a vos, que refleja tus deseos y tus sueños. Te dan ganas de romperlo, de pulverizarlo. Pero no lo haces, porque crees que la mala racha te puede azotar por siete años, que en realidad no te importan, porque siete años, trece años, cuarenta y nueve años, mil años son lo mismo, porque no llevas el reloj contigo. No ves la necesidad de ver el tiempo sino tienes con quien agotarlo hasta que el reloj se pare y ya no quiera jugar más. La energía se me escapo, solo queda la voluntad, la carencia de acertar este último golpe, y después tenderme en el suelo. Si el golpe es certero, me recuperare y mejorare rápidamente con su ayuda y ella con la mia, de lo contrario permaneceré en este ring revolcado, hasta que alguien vuelva a encender la luz.